miércoles, 28 de febrero de 2007

Ya no te recuerdo Mariana

Esa tarde estabamos en el oficio de la piel. Inmovil, de espaldas a la lona, recordè la ùltima vez que estuve en la playa; el vaiven sinuoso de sus caderas nublò mis pensamientos. El sexo de Mariana era un gato ronroneando restregàndose a mi cuerpo. El olor de ella era el de los duraznos podridos. Terminè nuestra aventura amorosa hundiendo mi rostro en una de sus axilas. El tiempo se detuvo.
En la distancia un ruido, el encargado del gimnasio fingiò una tos seca a manera de llamar nuestra atenciòn."Joven -me dijo- me da mucha pena pero tengo que cerrar, si quiere todavia alcanza los baños abiertos, digo, para que vaya al vapor""No, Don Chuy -le dije- ya nos vamos".
Veinte pesos le dì a Mariana, y la hice prometerme que conseguirìa algo para comer.
Esa misma noche la mataron, con una piedra le destrozaron el craneo para robale su bote de activo.

martes, 27 de febrero de 2007

La ùltima caida

Un golpe en la nuca bloqueò mi entendimiento. La
relajaciòn del espacio temporal fue un efecto de la
contundencia de la conmociòn; a manera de ballet las silabas
que resbalaban de la boca de mi interlocutor me
producian una somnolencia pesada, pastosa.
Un atisvo de luz entrò en el cuarto que nos contenia,
pude darme cuenta que estaba sentado, atado de manos a
una silla. Por un instante no sentì miedo. Un retorno al instinto
de supervivencia logro incorporarme, y en el ùltimo
instante esquivè el tope mortal del Dr.Ficciòn. Por supuesto ganè la ùltima caida.

sábado, 17 de febrero de 2007